jueves, 11 de agosto de 2011

"Poderoso" amante de lo justo, de una gran sensibilidad y solidaridad

Cuando recibí la dolorosa e impactante noticia de la muerte de PODEROSO, “Como un conchucano más, siento profundamente su fallecimiento.

Con la partida de PODEROSO, desaparece el más firme guerrero de nuestros tiempos, pocos como él amaron y defendieron, profundamente nuestra cultura y han sido protagonistas de nuestra historia. Yo diría que fue un luchador social y que dio dedicación exclusiva a la comunidad, sacrificando su familia para comprometerse con las causas del pueblo.

Siempre estaba dispuesto a todo, “hasta dar la vida si era necesario, era un hombre de profundas convicciones, consecuente, amigo, con una extraordinaria fortaleza para enfrentar ataques, luchador con principios de responsabilidad, amante de lo justo, pero de una gran sensibilidad y solidaridad ante los problemas de los campesinos conchucanos, con quienes se identificó, por quienes trabajó y a quienes hizo suyos para siempre. 

“Soy un humilde campesino”, decía con frecuencia y públicamente, tal vez por su práctica y acción que lo caracterizaban, o por su inmenso compromiso con su comunidad y sus ideales de vida, que propios y extraños reconocerán como un baluarte, un símbolo, de la Comunidad Campesina. 

PODEROSO valiente, audaz, ferviente defensor de los intereses conchucanos. Estamos convencidos que la fuerza y la lealtad que demostró será una importante referencia para quienes lo conocimos y seguimos luchando, al lado de nuestro pueblo, por la transformación y la construcción de la institución comunal.

La “CCC” seguramente hará una despedida con honor a un dirigente comprometido y aguerrido como lo fue PODEROSO, o se dejará en el olvido, como lo hicieron las diferentes dirigencias, cuando sufrió carcelería por defender las tierras comunales. No solo hay que condecorarlo con un simple diploma, como lo hicieron aquella vez, cuando salió libre después de haber cumplido su condena. Esperamos que no solo se quede en una despedida y en un momento, sino que se debe recordar siempre a los que dieron su libertad, su esfuerzo e incluso la vida. ¡Jamás se debe olvidar a los campesinos que aportaron siempre a nuestro pueblo!

Los recuerdos construyen un camino que llega hasta el corazón y logra que los que lo conocieron siempre lo sentirán muy cerca. 

PODEROSO:

¡Tus brazos siempre se abrieron cuando necesitamos un abrazo!

¡Tu corazón supo comprender cuándo necesitamos un compañero!

¡Tus ojos sensibles se endurecieron cuando necesitamos una lección!

¡Tú fuerza y tú amor nos ande dirigir por la vida! 

Para algunos “Poderoso” era un hombre agresivo, pero claro... Si él les cantaba a todos, sus verdades en la cara, sin miedos. ¡Más bien debe de ser ejemplo para muchos!

Pablo García con todos sus defectos y sus virtudes supo afrontar los retos, fiel a sus principios hasta el último de sus días, demostró que una de las características que la resaltaba era su fidelidad y cariño a nuestra Comunidad Campesina.

Ya podemos decir, que Poderoso ya tiene sus semillas que poco a poco crecerán hasta volverse robles que den ejemplo de consecuencia y que ni los grilletes de la cárcel cambiaron su forma de pensar. 

Pablo García muchos sentimos tu partida, con tu lucha nos dejaste un ideal, de cuidar nuestra tierra y defenderla con pasión, coraje, y sin miedo a nada, nunca dejaremos que nos arrebaten, lo que tu defendiste con tu libertad. Seguiremos tu ejemplo y te recordaremos por siempre... 

DESCANSA EN PAZ "PODEROSO"
 

domingo, 17 de abril de 2011

Conchucos cuna de guerreros por tradición, engrandecida por la voluntad y decisión de su gente progresista, espejo donde las generaciones venideras haden contemplar la imagen de las generaciones que pasaron...

Hoy después de muchos años nos encontramos sentados en el viejo poyo, frente de la cocina y nuestra mirada se pierde por los verdes cerros del Ututo, llega a mi memoria muchos recuerdos pero estos recuerdos son ejemplos vivos de mi amor, de mi gran amor por mi tierra, que me llena de orgullo y melancolía que se estremece en mi cuerpo, el corazón se me retuerce, pero no mata en mí, el sentimiento de alegría, de poder hoy ver esta película de nuestras vivencias, bien vale la pena narrarlo pero desde adentro desde lo vivido, desde lo trajinado ampliamente sin distorsiones, de ese gigantesco crisol en que hierve la vida y que las historias tejidas por los hombres desde la costa, a veces lo desmerecen al referirse a este escenario natural y misterioso como son nuestros pueblos serranos.

pero en nuestros recuerdos siempre hay pasajes de dura realidad, también de vivencias de fuerte colorido, cuyos múltiples detalles, expuestos por cada uno, van pintando nuestras propias posiciones personales describiendo así, lo existido a las nuevas generaciones.

Hoy mirando todo los verdes cerros que rodean a nuestro pueblo, se nos viene todo a la mente desde nuestra niñez, cuando nos levantábamos muy temprano al primer canto del gallo para tomar el cushal de papas, para luego partir a la chacra montados en el burro shapra, rumbo a Toldobamba a Muchugran o tal vez a Aulla, porque no, a Majada, Llamacocha, o la Vaqueria o al barbecho de Lijadero, nuestros hermanitos menores, puestos sus ponchos marrones de lana de oveja teñidos en nogal y a la vez desteñidos por el tiempo, corrían tras de Papá...

Todos tras del shapra, que cargaba el arao, amarrado del aparejo, arrastrando el timón que iban rayando el polvoriento camino y con su sonido puro casi virginal característico de los pueblos que trabajan la tierra y viven del campo.

El hermano mayor y la minga, ya están trayendo la yunta. Ellos se han adelantado temprano para que los bueyes coman y estén listos para arar.

Muy pronto llegamos a la chacra, Papá y la minga echan su bolo, con las hojitas mágicas de los andes y la mística cal de las entrañas de los cerros, para llenarse de energías y así empezar la faena. Ya han llegado los bueyes se tiene que unsir, dos hombres toman las viejas y duras coyuntas, y ponen el rojizo yugo domador sobre la nuca de los bueyes dando muchas vueltas las coyuntas en los cuernos y en seguida ponen el timón en el balsón y el guiador tiene que poner la clavija.

Se empieza a barbechar, el sembrador con una mano agarra el arao y con la otra mano la garrucha y con su grito característico hacen avanzar a la yunta que abren los surcos en la fértil tierra, los demás peones con la puntilla o la picota van tras del arador volteando las champas, removiendo los terrones.

Tiempos aquellos como poder olvidar cuando mirábamos al sol que se ubicaba en el centro del cielo, y sin temor a equivocarse ya eran las doce del mediodía, nuestros cuerpos debilitados por el esfuerzo físico y el calor, volteábamos a cada rato la mirada hacia el camino por donde vendrían las locreras, que al solo verlo te llenabas de alegría y de fuerzas para seguir trabajando y ellas al llegar traían el sustancioso y sabroso shambar con su carán de chancho al centro, de segundo sus alverjas revueltas con papa, y nunca faltaba la cancha ni el shinte, siempre preparado por manos campesinas.

…Ver a la locrera era sentir una alegría esperada, generadora de ánimo, al verla venir puesto su sombrero blanco, con su cinta negra, cargando su pullo con las ollas, envueltas cuidadosamente con las oscuras quepinas, hilando con su rueca a la cintura, la lana de color hoque, deslumbrando con el arte de sus dedos el gran baile del uso versus el tortero.

De allá de la otra loma nos llama don Negro Mario para preguntar si tal vez han visto su burro jobero y sus caballos, ¡Él no sabe que sus animales dañinos están en su chacra de papas de don Mono Arcadio!.

Y por arriba por loma del viento se escucha los ladridos de los perros y por todas partes se armonizan, de cerca… a lo lejos las melodías de los silbidos, que corean huaynos serranos ¡Qué alegría de nuestros hermanos campesinos!

Llega la tarde unos regresan al pueblo otros se quedan en los pequeños ranchos se improvisa la tullpa, para cocinar, o calentar la merienda, acompañado de su café de cebada quemada...

Escribir en estos momentos, es querer perennizar en Mí, los momentos imborrables de la siembra, cuando puestos la alforja de multicolores, lleno de semillas, íbamos tras el arador esparciendo la papa, el trigo, la cebada, la alverja o el maíz uniformemente en la chacra... ¡Qué experimentados sembradores!

Después de la siembra pronto se volverá a desyerbar o tirapar y cutipar la chacra, para dejarlo sin malas yerbas y así garantizar una buena cosecha.

Si la cosecha es de la papa es toda una tradición, todo el pueblo llegaba a sus chacras con su peara de burros para llevar la abundante y diferentes variedades de papa, sacados de cada surco, en donde los más pequeños muchachitos, en una sana competencia buscabamos alegres el cusay. ¿Pero no saben en donde había bastantes cusayes? ¡En el Purun del hermano mayor… en donde más!

Si cosechábamos el trigo o la cebada, todos con su josin a segar, luego a enfardelar el tercio para llevarlo a la parva, que ha sido preparada con un mes de anticipación aplanándolo con el mazo de palo. Luego otros palliquean las espigas dispersas en el rastrojo para que no se pierda nada.

En seguida se amarran las bestias para trillar la parva donde se disuelve el grano de la espiga, después de este ritual empezaremos a ventear con la horqueta y con la ayuda de la pala se separara el grano de la paja, siempre con complicidad del fugaz viento, que algunas veces nos traicionaba obligándonos a dormir en la parva dentro de la paja gruesa.

Pero…que momentos, que hermoso para nuestra infancia era quedarse a dormir en la parva. Por las noches contemplabas el cielo despejado, contabas las estrellas hasta quedarte dormido, distinguías las figuritas formadas por ellas mismas, que la abuela, siempre decía… ese es el río Jordán.

Aclarando el día escuchabas el trinar de los pajarillos, sus hermosas melodías como de la pichuchanca, el chiguisho, el cargache, el picaflor, los jilgueros, el huaychao, las tortolas, etc.

Ya llego la mañana vamos a traer el agua cristalina del puquio, para preparar la panisara con papas peladas y bastante ají para el frío.

Así trascurre la vida en el seno de nuestro pueblo, los acontecimientos devienen armoniosamente y adquieren tonalidades especiales, la praxis en nuestro pueblo engendran entre los humanos un trato de “corazón a corazón”.

Estar en la chacra uno internaliza la naturaleza se siente parte de ese misterio y curioseas imaginablemente lo indefinido, tras de cada fenómeno natural, experimentas lo enigmático de ella, logrando coexistir en un todo.

Pero los cuentos ancestrales en el pueblo, deliran terribles presagios al escuchar el canto de aves malagüeras, como la paca-paca, que escalofría el cuerpo al más oriundo poblador, o el guergosh que surcan juntos con el alma el cielo, o el tuco que canta cerca de la casa del que va a morir. Presagios que nos manda la naturaleza a los hombres que anuncian la muerte del paisano.

¡Cho…dicen que el chushek viene del barrio en el hombro del muerto, por el camino de los tramposos, y se va al panteón!

Y seguramente en el pueblo hoy mismo, habrá carrashpo, donde por tradición se acompaña y das los pésames a los dolientes. En la casa del difunto, todos echaran su bolo, habrá mucha coca, cal para los checos y alcohol para el caliente gro, para todos los acompañantes durante toda la noche. También se contaran cuentos e historias de muertos más escalofriantes que producirán miedos incontenibles…

Esos miedos que no son más que miedos a nosotros mismos… Pero felizmente para varear habrá algunos chistes para mayores y chismes de las brujas y curanderas malévolas y así entre catarsis amanecía, hasta comer la mazamorra de Chiclayo y el caldo de vaca, que eran señales de haber cumplido. Porque mañana será el entierro, donde todos lloran por las calles, camino al panteón en medio de cánticos cristianos y melodias irihentes de una banda de músicos, que a través de sus instrumentos expresan el dolor del alma, que contagia el dolor ajeno, y lo culminante es que en cada esquina se repite el responso del cantor acompañado de su agónico violín, a lo lejos queda solo el silencio total y la tristeza se eleva al cielo azul, cerca del sol casi ausente y desde lejos se contempla a un pueblo unido tras del féretro camino al final... la tumba...

Pueblo serrano, pueblo mágico, muchas cosas hemos vivido hermanos, retomemos la mirada a ese pueblo lleno de recuerdos milimétricos, como aquellos cuando saltábamos la pirca, de los corrales para sacar cañas, choclos, las uvas negras del saúco, o los purpuros verdes en lo alto de los alisos.

En donde mañana más tarde, desaparecíamos con la enamorada, debajo del Shiraj, al costado de la pachalanga en el caserón viejo lleno de shailes o ¡Cómo no recordar el famoso Sheraton de la virgen! En donde nos veíamos las caras tras coincidencias y necesidades biológicas sanas, convertidas hoy en nostalgias verdaderas.

Allá, el tiempo no se media por lo que marcaban los relojes o fijaban los calendarios. Los segundos, los minutos y las horas se remplazaban con sucesos. Así nadie se citaba a tal o cual hora, para tal o cual fecha. Si … no al primer canto del gallo, a la salida o puesta del sol, a la hora de la merienda, o para navidad, semana santa o para fiesta de septiembre, o a partir desde que parió la vaca, de la última cosecha de habas, desde que llego fulano o desde que murió zutano, etc. ¡E ahí nuestras referencias!

Esta es nuestra tierra la que conocemos a fondo y que esta metida, en nuestras entrañas y jamás Dejaremos de recordarla y quererla hasta el último día de nuestra mismísima muerte. Pero seguirá recordada también por nuestras nuevas generaciones todo dependerá mucho de nosotros hacerla querer y respetarla o también odiarla y olvidarla.

…Tierra querida con tus torrenciales lluvias, con tus peligrosos rayos definidos en relámpagos y temidos truenos, que gracias a ellos desde muy niños entendimos las leyes naturales: “Como la luz siempre es más veloz que el sonido” o ¿Cómo no entender la ley de la gravedad?, cuando los blancos granizos golpeaban nuestras orejitas o el suelo aquellas tardes de lluvias, causantes de huaycos, que embravecían nuestros ríos, pero igual aprendimos que el río de la pampa era más viejo, por su cauce, que el rio del barrio, este se salía de un lado hacia otro; alterando la tranquilidad creando suspenso; pero siempre sus aguas han cruzado y cruzaran nuestro pueblo. ¡Pero no debemos alterarlo…!

Aquellos atardeceres, casi serrando la noche, en donde empezaban los ensordecedores chirriar de los quis-quis y del chullulluk, rompiendo el silencio desde los eucaliptos, alisos, shirajes o debajo de las piedras; escenarios en donde bajo este sonido armonioso y en complicidad de las noches muchos de nosotros iniciamos una relación sentimental que tal vez… ha perdurado toda una vida o quizá dejó un ensueño imborrable, porque somos seres con conciencia, seres con sentimientos y a veces el sentimiento mata…

Pero ahí está ese pueblo donde pasamos alegrías, tristezas, desengaños, hambres, fríos, esperanzas, etc. Todo lo llevamos en lo más subliminal de nuestro ser…Que si de nuevo tuviéramos que elegir el lugar de nacimiento, siempre seria Conchucos...

... Conchucos pueblo de tradiciones y de festividades muy arraigadas como la fiesta de Setiembre, la más trascendental de nuestro añorado pueblo, en donde se empieza con la corte de leña del prioste, donde cada paisano tiene un papel actoral muy altruista, como el Julio Shentao tiene que trepar los árboles, el sapo de mayas a los bravos, Serapio a la chicha de jora, la Tía Dominga y doña Teresa a la cocina, a sozonar el mechao de la carne de los toros criados en gélidas punas donde cada setiembre se despiden para no volver… y así un sin número de actividades y gracias a sus responsables y donantes garantizan una de nuestras más famosas tradiciones.

Las entradas, sus bailes sociales, la carrera de doce, la infaltable y pomposa luminaria, la carrera de cintas, su campeonato de fútbol, concluyendo con la tradicional tardes taurinas, así se traduce septiembre en donde todos los hijos Conchucanos llegan de distintas geografías del mundo con la fe de pedir o agradecer al Viejo de Animas por el milagro, que no es más que su propio mérito y trajín de cada hombre en las circunstancias que le ha tocado vivir. Pero a bailar en la fiesta donde nos reencontraremos con nuestra familia, con los viejos amigos o entablar nuevas amistades, ahí encontraremos al cho del barrio, de la pampa o la plaza…¡ Habla Sobao, Colorau, Motongo, Jisho, Shilve, Shanti, o Doña Lushi, Claudina, Meche, Shiva, Dona, Matilde, Ofemia, Shavela, etc. Costumbres de nuestros pueblos, destiladas en los filtros de las tradiciones y de la religión, modificadas a través del tiempo.

Tierra serrana…llamada así por los españoles, pero cuna de guerreros por tradición, engrandecida por la voluntad y decisión de su gente progresista…observándote e inspirándome en ti, tan vieja como tan nueva, podríamos tal vez escribir aquí la verdadera historia de la identidad como "Nación Conchucana".

Tierra Peruana, Tierra Pallasquina, Tierra Conchucana, lugar de torrenciales lluvias y nevados perfectos, en donde nacen y se acunan caudalosos ríos, que desde las frías y verdes punas como Huabumbo, Lichicocha, Suitucocha, Collparagra,Yanabamba, Magistral y Ututo van dejando a su paso constancia hasta llegar a formar los chungos de la playa o la pampa, huertos naturales donde se lucen las más variadas y bellas flores, como la frondosa y aromática chamichuy, la inquebrantable paqra, la floreciente rima rima o el guagor con su flor de indescriptible color, entre otros…

Hermosas punas donde la canción del ensueño es producida por el viento, que recoge todos los sonidos de la madre tierra, en ella se funden las notas, que produce el pajonal junto a los errantes vientos, mezclándose con el triste canto de las avecillas y el tímido sonido de las alas del cóndor…

La jalca o janca de extensas pampas, laderas y mesetas de abundante hicho, para el esparcimiento de los herbívoros, campos donde se reproducen y moran los más extravagantes insectos, sierra de lagunas bien diseñadas como La Celeste, Quinualcocha, Llamacocha, challuacocha, Labrascocha, de tranquilas aguas acariciadas por las ráfagas suaves del sutil viento en los atardeceres cuando el sol nos abandona por dar luz a otros horizontes.
Punas de gigantescos cerros deshielados por el tiempo, donde choca con furia el viento, es ahí cuando el gemido de la montaña adquiere repentinas modulaciones adormecedoras, llamados por el hombre “hora del encanto”…Que no es más que el arrullo del canto de la puna con acentos misteriosos y sordos rumores que surgen de la combinación del pantano y el pajonal.

Todos estos elementos heterogéneos combinados constituyen la canción del serrano, expresado en la quena y la guitarra… Sierra Peruana, sierra Pallasquina, sierra Conchucana, te recordamos y te queremos, tierra de aire puro; como es puro todavía el corazón del pallasquino; aun donde es puro y sincero el amor…

Aquí debemos afirmar si la historia es el espejo donde las generaciones venideras haden contemplar la imagen de las generaciones que pasaron; esta narrativa tiende a ser la fotografía que refleje las vivencias y costumbres de un pueblo, teniendo mucho cuidado en las dificultades de hoy que posiblemente fueron las decisiones de ayer y que las decisiones de ahora pueden ser el pesar del mañana…


sábado, 26 de marzo de 2011

RECUERDOS INOLVIDABLES

Experimente desafiantes momentos lindos, inolvidables y también de pura adrenalina, como en las tardes taurinas que entre amigos retábamos torear a tal o cual toro bravo. Nosotros, los que hemos vivido por corto o largo tiempo en tu seno Mayas querido, reproducimos y abreviamos en el compendio de nuestra vida, el alma y la vida superior de los pueblos. Nosotros tenemos que convertir por fuerza la vista hacia las fiestas costumbristas y conmemorativas de nuestros pueblos, dilatándonos cada vez más en los recuerdos, a medida que menos podemos dilatarnos ya en las esperanzas y en los recuerdos.

!Felices mil veces los que al fin de tantos recuerdos todavía guardan vivas en su corazón aquellas emociones perfumadas por la inocencia!

¡Malvado el hombre a quien no le cautiva los hechos de nuestras costumbres, de nuestras culturas locales, las costumbres de su familias, el sepulcro de sus antepasados, el templo de sus primeras oraciones, el sitio bendecido por los primeros amores!

Recuerdo un cierto día mi gran amigo Goyasho, como lo llamaban los lugareños, él tenía un familiar en el pueblo acogedor de Mayas, y como nosotros jugábamos al fútbol, el familiar estimó conveniente invitarnos para jugar en el campeonato que se realizaría en este hermoso pueblo, nosotros, claro está accedimos.

¡Cómo guardo grabada en mi memoria el momento de llegar a Mayas y ver una dulce colegiala, como si nos hubiésemos conocido desde mucho y de volvernos a ver repentinamente, quedamos ambos perplejos mirándonos ella no sé porque en mí, pero yo, si sé que me paralizó su dulce mirada su carita melancólica ¡era tan hermosa y encantadora! y ambos con una sonrisa y nuestras miradas se habían estrechado fuertemente, ¡mis ojos con la mirada besaron aquel hermoso cuerpo!

En la tarde mi amigo, me presenta a otra colegiala, hermana del familiar, hermosa y amable también, nos invito hospedarnos en la casa de sus padres, nos hicimos muy buenos amigos nos invitó a cenar, conversamos un buen rato hasta altas horas de la noche, nos enseñó nuestra habitación donde íbamos a dormir, sin antes invitarnos para el día siguiente a jugar volei, después del almuerzo.

Así fue descansamos contentos por la amabilidad que los Mayasinos saben brindar a los visitantes. Efectivamente al día siguiente nos encontramos, nos saludamos alegremente despues de muchos queahceres, sacó un balón vamos a jugar nos dijo; pero antes me esperan voy a llamar a mi prima para que lo conozcan; caminamos con mi amigo hacia la canchita de verde natural, de pronto llegaron hacía nosotros las dos hermosas jovencitas, al verla frente a mí, a la que había cultivado mi corazón el día anterior, los pensamientos se me confundían, surgía en el fondo de mi imaginación, hacerme sentir las más puras emociones del amor.

Hola me dijo.

¡Paréeseme que oigo los truenos de las cordilleras de Guaja!, su voz cuyos acentos me daban el escalofrío de lo sublime, parecíame como si viera ha una virgen desnuda con el velo rasgado en el templo que cual creyente se le rinde veneraciones, mi alma estaba turbada por su belleza y dulzura inefable y tiernísima!!!!.

Me llamo DELY…, me dijo; con una voz angelical y temblorosa, y extendiendo el brazo como dejando la mano para poder acariciarla... Quede fascinado por el color verde claro de sus ojos y seducido por la dulzura de su voz.

Parecía un sueño esta escena ¿Cómo podía haber permanecido ignorante a su belleza y pureza espiritual de las Mayasinas? Esa tarde fue serena y transparente por buen rato no dejamos de dialogar,  conversamos sobre las costumbres de nuestros pueblos y su idiosincracia, contábamos de nuestros estudios y planes para el futuro, pero yo ponía la mayor atención a sus comentarios en ese instante, soñaba con ser su inseparable compañero de su vida, el fiel que cambia las ropas a la virgen encantadora.

No quería que llegue la tarde, estaba encantado estar a su lado, bromeábamos y gustoso que me diga seremos buenos amigos, pero yo, en el fondo de mí ser, quería que sea mi amada por siempre y para siempre.

Penosamente llegó la tarde, tuvimos que separarnos, nos despedimos; por la noche ya en nuestra habitacion, no dejaba de pedir sus comentarios a mi compañero amigo sobre aquella muchacha, así fue que descansamos tranquilos, serenos, yo con la ilusión de volver a hablar y jugar con la virgen cautivadora.

Pues bien amaneció los rayos del sol llegaban lentamente bañando al pueblo de Mayas. Llego el familiar diciéndonos espero que hayan descansado bien porque más tarde jugaran para el colegio, y enfrentaremos al equipo de Mongón, mi amigo con su entusiasmo y siempre positivo, le dice, bien ¿cuantos goles quieres que le meta…?. No, no, solo quiero ganarlo, ¡ese lo vamos a ganar en dos por tres, “cho”! sí o no Mayasino, me dijo con ironía; claro que sí, conteste con gran confianza. Bueno a las 10 es la formación y tienen que estar ahí formando, para que no se deán cuenta las delegaciones, ahí esta sus chompas gris para los dos, en efecto a las 10 estábamos en el colegio formando, haciendo amigos, conocí a Jisho de San José, Paucar, mi amigo Rata blanca, Angélica, Rocío, Margarita, etc, etc.

Pasó la ceremonia y todo el mundo nos dirigimos hacía un cerro, que en sus faldas esta la cancha de fútbol, casi todo el pueblo sube con su almuerzo y comparten solidariamente. Jugamos los partidos, ganamos a todas las delegaciones, en el partido con Quilca, tuve una experiencia casi suicida, era un partido reñido tenían buenos jugadores, avía un joven de piel morena, decían que era ex militar pero era estudiante, un tipo recio, casi al final del partido mi amigo comete una falta y el árbitro cobra penal, era mi turno de lucirme en el arco, la multitud invade el campo hasta el área para ver el penal, suena el silbato, adivino la patada, me tiro, pero aquel balón iba a una potencia impresionante que paso de mis manos quemándolo y me cayó en la cabeza, dicen que me dio una vuelta en el aire y caí al gras desmayado, la gente se amontonaron, desperté en tal escena, la gente gritaba, hacían vivas, ¡no había entrado la pelota al arco!, la gente estaba extasiada haciendo barra, en la parte extrema, pude ver aplaudir a la virgen encantadora que casi sentía celos de los rayos del sol que acariciaban su esbelto cuerpo.

A si ganamos a todos los equipos, en el atardecer toda la gente bajaba en fila por los pedregosos caminos, hacia nuestro acogedor pueblito, por la noche, nos invitaron a una fiesta que se celebraría en el hogar de una chica que había llegado de la costa, nosotros muy prestos estábamos ahí bailando, mi amigo se le empezó a enamorar a la chica, que era de mediana estatura pero bien bonita, como toda mujer que va de la costa, se ve distinta a las que viven en el pueblo donde el frío y el sol maltrata su delicada piel, la fiesta estaba en su mejor momento, cerca de la media noche mi amigo ya había entrado en ambiente con la joven y ella no quería bailar con nadie más que con mi amigo, y claro la chica tenía un montón de pretendientes que querían bailar y tal vez enamorarla, fue así que un ex enamorado, no pudiendo soportar sus celos por la chica que coqueteaba con mi querido amigo. Enfureció, cegado por los celos, le dio un aventón a mi amigo y se armó la trifulca, entraron un grupo de jovenzuelos a masacrarnos, el jefe de familia de la casa los boto, nos retuvieron un instante.

Nosotros éramos cuatro personas que podíamos darnos apoyo, entre los cuatro; estaban dos jóvenes amigos que habían llegado desde la libertad, habían traído mercaderías y animales para vender en la fiesta patronal de Mayas, y estos amigos llegaron a la casa donde nosotros nos hospedábamos, hicimos muy buena amistad, dormíamos en la misma habitación; ellos eran del tal nombrado pueblo de “Pijobamba”, con ellos estábamos en la fiesta, la turba de muchachos se desaparecieron por un instante y entró un joven conocido nuestro nos digo ¡váyanse! ¡corran! se han ido a traer más gente y palos ¡les van a matar!, el señor de la casa nos dijo ¡corran!, estos son unas bestias les van hacer daño, los cuatro decidimos correr, pasamos un riachuelo oscuro de abundantes alisos que crece en la orilla, del otro lado pudimos ver que las luces venían tras nosotros, desesperados corrimos, por aquel camino resbaladizo, hasta que llegamos al cuarto, cerramos bien la puerta, pusimos unos costales de papas para que no pudieran abrir, estábamos aterrorizados por tal acontecimiento, escuchábamos los gritos, los silbidos de la turba que decían por acá, por allá, parece que no sabían exactamente donde era el cuarto que estábamos hospedados, el dueño de la casa, que era un profesor muy respetado en todas, escucho que tiraban piedras y gritaban, salió haciendo disparos con su revólver y los hizo correr a la multitud, de pronto la puerta comnso a estremecerse y a rechinar bajo una fuerte y lenta presion, pensamos que eran alguien de la turba, todos por un instante quedamos en un silencio cómplice, Cesar el pijubambino, sacó un arma debajo de su poncho de agua y apuntando a la puerta y alzando la voz ¿quién es? dijo, si bienes a buscar pleito ahora mismo te zarandeo el cuerpo ha plomazos... ¡abre soy el profesor!… en ese instante, nuestro cuerpo volvió a su estado normal, el profe estaba furioso, nos preguntó qué había pasado lo contamos los hechos cargando su revolver nos dijo, vamos a buscarlos estos cobardes, pero nosotros ya no queríamos hacer más problemas porque estábamos aun aterrorizados de miedo.

Al día siguiente el profesor, llamó la atención al tipo que empezó la gresca, y aconsejó no tocar a sus huéspedes y el muchacho, pidió disculpas y todo quedo en paz. Tranquilizados de la excitación que nos produjera el ataque anterior, comentábamos y analizábamos los hechos, desde entonces ya tuvimos un distanciamiento con la chica, justamente para evitar futuros pleitos.

Por la tarde hubo una ceremonia para entregar premios al campeón y subcampeón, lógicamente, premiar también al mejor jugador y goleador que fuimos premiados con nuestros respectivos diplomas, que yacen olvidadas en alguna parte entrapada en algún cajón del recuerdo con demás papeles viejos.

Estos días ya había comentarios y reclamos sobre nosotros dos, decían que no éramos del colegio de Mayas, nosotros justificamos que si éramos estudiantes claro con la complicidad de profesores y alumnos, en esta ceremonia, el profe nos dice, tienen que salir a participar con algún número, pues bien, mi amigo conocedor de mí talento para la poesía, sabía que yo recitaba poemas pero jamás en público, pues me comprometieron casi a la fuerza y obligado.

Pronunciaron mi nombre el alumno…, nos va deleitar con un lindo poema dijeron, y sin otra, tuve que salir al frente de la multitud, ya, estando en el estrado, pude ver la mirada fija de mi admirada colegiala, la que por el momento tenía cautivado todos mis pensamiento y mi ser a su hermosura; es un ángel bajado del cielo dije, sin poder evitar un suspiro romántico. “verdades amargas” era el poema que me gustaba más, pero con la mirada puesto en ella, decidí recitar “poema 20” de Neruda, como que con mi mirada diciéndolo este poema, te lo dedico a ti Delicia para mis ojos. Muy bien fui aplaudido por la multitud.

Era el turno para mi amigo, este era un tipo que se inventaba cualquier cosa y siempre tenía una solución, al no saber ningún poema, decide acompañar a una cantante tocando guitarra, pero no hacía más que rascar una lindísima guitarra sin poder entonar una melodía, una chica alta de grandes cabellos canto un hermoso huayno, al ver a mi amigo que rascaba aquella guitarra con ademán de gran guitarrista, yo sudaba de vergüenza ajena.

Así paso todos contentos, nuestras amigas se nos acercaron y fuimos conversando a las casas, y nos dicen que en la tarde o en la noche habrá baile con las bandas por la plaza, pues prestos nosotros quedamos salir a bailar, quedamos encontrarnos a las seis de la tarde, pero la mujer que yo ilusionaba, retraso un poco, ansioso de poder bailar con ella, exigíamos a Margarita traer a la ansiada pareja, y tocándome al hombro me dice, ella me ha dicho que lo esperes, que no te vayas ir, está esperando que sus hermanos puedan cenar y de paso se oscurece más. Sin poder evitarlo pensé ella está pensando igual que yo, como dos enamorados que buscan la oscuridad, lejos de las miradas de las gentes, ¡hoy aceptara mi amor! pensé; ella vendrá me dijo Margarita, pero quiere que lo emprestes tu gorra, que no lo reconozcan sus hermanos, ellos no quieren que baile porque son evangelistas, me alegre en un instante, ella quería tener algo de mí, yo quería que ella tengo algo de mí, gustoso lo prestare, lo regalare mi gorra, dije animoso y con un entusiasmo que solo se siente cundo te enamoras.

Lo que me enfureció fue de estos llamados pastores y pensé cual hipócritas son, su discurso se contradice con sus actitudes, vienen a engañar a estas humildes gentes con falsas esperanzas y que distorsionan su comportamiento natural, distorsionan su cultura de estos pueblos… pero seguía esperando ansioso de que esta noche declarare mi ferviente amor que sentía por ella, cerca de las siete de la noche llegan y mi amigo con su prosa de siempre dice: hoy nos quedaremos hasta la madrugada bailando, rieron nuestras parejas y penetramos dentro la multitud que bailaban, agarrados de las manos bailamos yo nervioso buscaba la ocasión para expresarle mi amor, terminó la música, pensé este es el momento, cogiéndolo el brazo, diciéndolo al calor del baile. Dely, eres la chica más encantadora de todas las chicas que he conocido, me gusta tu sonrisa y como quisiera vivir del néctar de tus rojos labios. La chica tenía una carita fresca y alegre como crepúsculo mañanero y se reía sin contestar y mirándome con disimulada malicia, yo también reía, palpando goloso las duras carnes de su brazo, me ataco un exceso de nervios.

De pronto se acercó un niño de unos diez años, parándose frente nosotros, dijo: “voy a decirlo a mi papá”, ¡era su hermano menor!, sentí la desesperación de ella en seguida conversó con su prima y decidimos sentarnos, mirar que la gente bailaba, pero quise retomar mi declaración de amor. Pero nuevamente el hermanito, ¡te llama papá! Le dijo, conteniendo en su ser la desesperación de un mal presentimiento, me voy me dijo mañana te mandare una nota con mi prima, eso me contento por ese instante, pero en el fondo de mi ser sentía frustración, conversamos un momento con su prima y decidí encerrarme en la habitación, mi amigo me exigía para seguir bailando, decidí descansar.

Al otro día a primera hora antes del desayuno pregunte a la prima si tenía alguna noticia de ella, con tristeza me dijo, lo han pegado sus hermanos, y no puede salir, ese día pasamos en Mayas, inquieto por verla, quizás se de una escapada de sus padres, para decirme algo pensaba yo, pero al siguiente día teníamos que partir, me parecía necesarios conversar, verla, escuchar su voz aunque sea por última vez, y que solo quería decirlo que lo amo. Esa tarde fue una tarde amarillenta y fría, como esas tardes de miedo, como esas tardes cuando escuchas llorar ha algunas mujeres desdichadas que lloran por su difunto.

Seguro ansiosa por despedirme también ella, salió a su balcón sacándose la chalina que tenía cubierto la cara, movió la mano, adiós me dijo, ¡casi me desmayo de tal impresión!, que me causo su rostro, ¡estaba desfigurada!, ¡estaba hinchado de moretones el rostro!, desconocida totalmente, ¡era desesperante!. hoy al evocar aquella escena con el espiritu sereno, no puedo distinguir ni ordenar la serie de ideas que en esa ocasion cruzaron por mi mente raudas y enmarañadas. Estos salvajes de sus familiares lo habían golpeado de tal manera de desfigurarla su bello rostro, derrame una lagrima de impotencia quería ir a darle su merecido a tan ignorantes, que movidos por la maldita religión, por su dios que prohibía bailar, prohibía enamorarse, embriagarse, hacer el amor, etc. Todas estas cosas es el camino al infierno dicen. Cuan más entupida superstición, como puede una ideología, distorsionar las mentes de esta gente que no logran entender y comprender la naturaleza humana. Me quede con tal remordimiento. ¿Cuánta fuerza tiene la religión? ¡Cómo avasalla las voluntades y los entendimientos!

Quise quedarme, me dio mucha pena, sabía que ella también sentía lo mismo que yo, a ella, ese amor sublime, que solo dos jóvenes que se enamoran a primera impresión lo saben sentir, pensé en luchar su amor, porque desde su balcón sentí su mirada clavarse en mi corazón como un rayo que abre las piedras de las montañas de Guaja, la vida me pesaba como un fardo enorme, que no podía resistir, tal vez me ilusionaba demasiado creer que iba ser su inseparable compañero de su vida, y que tú me seguirás por todas las rutas sin preguntarme adónde voy.

Hoy te visto en tu balcón comprendí tu tristeza que no encontraba consuelo. Yo buscaba sin duda la explicación de lo inexplicable. Adivinaba tu pensamiento abismado en las mismas profundidades en la que se perdía el mío. ¡Como hubiera podido saber si me amabas, si me alcanzaba tu comprensión en el abismo de mi suerte! Sentí ansias de volar a tu lado para mitigar tu dolor y tus tristezas con mis besos.

Teníamos que partir, ocultando el dolor que me desgarra el alma, espere despedirme, silencio profundo reinaba en el campo donde jugábamos, parecía que un espíritu rencoroso reprochaba nuestra ausencia. Mi amigo me convenció, “tienes que olvidarte de todo esto, si no te botaran para comida de los buitres estos Mayasinos” me dijo, con tal acento de exageración y como para persuadirme de mi decisión de quedarme. Fue esa despedida confusa que logre, de ella tengo su voz grabado en mi mente y esa despedida que desde su balcón movió la mano y sin escuchar su voz, solo tengo esos momentos lindos de conversaciones, de apuestas en el juego, solo tengo la dicha de haberla conocido y nunca saber más de ella, hasta estos días invernales.

Cómo guardo grabada en mi memoria cada una de aquellas escenas de violencia, y también de las festividades y de amores que constituían todo el esparcimiento y el recreo de una existencia compartida entre la religión la naturaleza y la juventud! Paréeseme que oigo los truenos de las punas de Mayas, cuyos acentos me daban el escalofrío de la desesperación, y que veo el santuario solitario, la virgen desnuda con el velo rasgado en el templo, las lámparas extintas en las templadas noches. Parece que asisto aún a la mañana al colegio, con el alegre bullicio de la niñez, parece como el encuentro de la Virgen con su Divino Hijo, así como devolvían la paz al corazón lacerado, anunciaban que la yema iba a dar el brote, la larva el insecto, la semilla el tallo, y el capullo la flor. Parece que los perfumes de las flores se esparcen aún por los aires en las mañanas de Mayo. Parece que oigo las marchas de nuestra música popular, que veo danzar a nuestros pueblos confundidos entre sus tradiciones y su religión.

¡Mayas querido, quedaste grabado en mi corazón!

Muchos te habrán visto, Mayas predilecta; muchos habrán recorrido tus campos muchos habrán gozado en tu fiesta patronal; muchos habrán llorado en tu regazo y habrán nacido o muerto en tu seno; pero nadie te habrá extrañado como yo en mi vida, ni te habrán recordado como te he recordado por los lindos recuerdos que me diste.

Desde aquel día en que te visite me acogiste con tu clima temperado con tus torrenciales lluvias con tus atardeceres amarillentas que quieres desesperar a cualquier enamorado de tus bellas mujeres. Mayas tú me has dado mayores alegrías para el corazón y con emociones tristes o alegres como el agudo sonido de la campana de tu iglesia. Y que en tu fiesta patronal congregabas a todo el pueblo y demás vecinos como lo fui yo. Tu Mayas querido acogías a todos, que sin otro consejo que el capricho de nuestra desenfrenada fantasía, ni más fin que divertirnos todos, viéndonos los unos a los otros por las calles enamorando a tus lindas mujeres de vestimentas coloridas y siempre las miradas de los visitantes a tus mujeres venidas de la costa confundiéndose con tus hombres celosos de no permitir que se les roben a las bellas mujeres.

No volveré a ver otro paisaje como aquel que vi aquella tarde que partí de este pueblo añorado, a través de mis ojos nublados por la pena pude ver un paisaje inolvidable que los eucaliptos inquietos por el aire se movían de un lado a otro como despidiéndose y tal vez diciéndonos vuelvan pronto.